Miedo

Creo que esta vez te perdí.
No hay nada que pueda hacer, más que dejarte ir.
Por tu libertad, no?
Si, perdoname; estoy muy enojada. No puedo parar.
Vos no tenés idea de lo que es miedo.
No podés ni imaginarte el quedar paralizado.
Yo no lo pienso; yo lo viví.
Supe lo que era querer y no poder.
Pero no me dejé así; no había nada que respetar de esa situación.
Lo intenté mil veces y de todas las formas.
Llegué a pensar que estaba al borde de la locura, y del miedo a morir, pensé en morir.
Eso si que me dio miedo.
Tenía que moverme ya. Yo no elegí ese estado.
Quería y podía, y me moría de miedo, y me reprimía el fracaso; la realidad.
Me di cuenta de que lo que estaba pasando era que ante la negativa me encerraba cada vez más, y así más miedo venía.
La vida pasaba; no paraba.
Yo, estaba detenida.
No iba a poder. Nada lo iba a cambiar. Cada vez era peor; pero no podía dejar de luchar.
No quería esa mierda para mi.
No había muchas opciones.
Tenía que salir.
Estaba segura de que iba a morir, pero haciéndolo.
Lo hice. Salí.
No me morí, y entendí por primera vez lo enorme del significado de “Libertad”.
Me sentí libre, de verdad.
La vida... era mía.
Ahora, quiero todo; es lógico.
A veces pienso que los seres humanos perdemos nuestro tiempo en tantas cosas... y nos llenamos la boca cayendo en frases comunes, como que el tiempo nunca se pierde.
Siempre un pero para justificarnos.
Lo tuyo es otra historia; claro. La que me empecino en no entender.
Pero lo sabemos, te entiendo, solo que quisiera que esto no fuera así.
Alguna vez te lo dije; voy a estar esperándote; aunque no quiera; aunque no vengas.
Yo, todavía te sueño.