...hasta que no estés segura de cerrar bien la herida...
no le des el corazón a nadie...
porque si te lastiman otra vez... aunque sea sin maldad,
no le des el corazón a nadie...
porque si te lastiman otra vez... aunque sea sin maldad,
...la herida se abre de nuevo y aparece todo el dolor que tenías adentro.
Y si esa herida estaba realmente cerrada...
igual viene un dolor, que tiene olor a conocido.
También sabés que te vas a poner bien,
pero ya no te gusta conocer todo tanto...
Y si esa herida estaba realmente cerrada...
igual viene un dolor, que tiene olor a conocido.
También sabés que te vas a poner bien,
pero ya no te gusta conocer todo tanto...
Nadie quiere lastimar a nadie.
(supuestamente)
...pero "nadie" igual termina lastimada...
Tu entrada me ha recordado un viejo texto mío casi olvidado y que ya ves, vuelve a sangrar con el simple recuerdo. Aún así, las cicatrices no pueden impedir que volvamos a enamorarnos, como tampoco el amor puede impedir que volvamos a sangrar. Nunca te inmunizas del todo, pero el cuerpo va creando sus propias defensas. Aquí te copio la falsa ilusión de mi ausencia de dolor.
ResponderEliminarAusencia de dolor
A penas un cicatriz indeleble me recuerda tu herida. Una leve línea rosada indica el lugar exacto. La toco con mis dedos como si fuera a sangrar y siento en ese preciso fragmento de piel, una ausencia de dolor, insensible al tacto y al contacto, como si se tratara de un trozo de carne inerte.
Un beso grande.
Descarga: Quería decirte que tengo por costumbre responder a todos los comentarios que dejan en mi blog. Sólo quería que lo supieras porque allí te agradezco tus palabras.
ResponderEliminarOtro beso.
Pues que ese nadie se sienta orgullosa de sí misma por ser capaz de amar, porque tal vez, y solo tal vez, quien lastima es porque no sabe hacerlo. Amar siempre debe engrandecernos.
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